Hola a tod@s!!! Hoy queremos añadir temario de las clases que damos en Animación Sociocultural con la profesora Rosa, y que vamos a ir enlazándo en cada una de estas entradas para la elaboración del mapa conceptual. En el siguiente texto, queremos añadir los errores que se cometen normalmente al definir el término de cultura
- Es importante no cerrar la cultura en una campo concreto puesto que limitaría a los individuos a tener una “baja cultura”, siendo espectadores pasivos, llegando a que la creación estuviera restringida a unos pocos elegidos.
- Establecer diferentes “niveles” de cultura en función de clasificaciones ya agotadas de lo cultural: cultura de élite versus cultura popular o cultura de masas. En este sentido cabe reivindicar el valor cultural de las comunidades y de sus producciones, así como romper con la dicotomía arte-artesanía u otras del mismo estilo que añaden a la noción de cultura tradicional la idea de “cultura de poco valor. Este error esconde además la percepción de que sólo hay una forma, un itinerario posible, de acceder a la cultura, y que en cualquier caso, únicamente puede tener prestigio aquello que ha sido capaz de trascender las fronteras locales o comunitarias y de algún modo universalizarse.
La
mundialización nos sitúa en la necesidad de pensar educativamente la cultura
desde parámetros totalmente nuevos. La mundialización como proceso social,
económico y cultural incorpora, además de la inmediatez, la homogeneización de
los contenidos culturales a escala planetaria. El proceso de mundialización es
complejo y multidimensional, abarca factores comerciales, tecnológicos,
financieros y también culturales. Para
Prieto se caracteriza por dejar a un lado las dimensiones sociales y
culturales y por ser un proceso unilateral de aculturación, es decir, la mundialización no está conformando una
cultura global sino rehaciendo las condiciones de existencia y el ejercicio
cotidiano de las culturas. La reivindicación de una cultura abierta y
plural donde el municipio este orientado a la democratización del espacio
público y de sus representaciones.
- Un tercer error consiste en considerar
como cultura de calidad o con valor (y por tanto aquella que debe ser promovida
en los proyectos educativos), solamente aquella que ha sido o es producida por
las sociedades occidentales o en su caso, aquella que ha sido “descubierta” por
ellas. Supone dejar fuera una gran parte de las producciones culturales del
mundo, o poner en valor ciertas tradiciones sólo cuando éstas han sido objeto
de apropiación por parte de artistas o sociedades occidentales.
Tal vez sea tiempo
de reconocer que los caminos del saber son también plurales. Y al mismo tiempo,
de apostar por una educación que pueda dar cuenta de ello. Debemos al fin
reconocer que lo que tiene prestigio (valor de transmisión) en una época, lo
tiene porque se lo atribuimos. Quizá entonces nuestra pregunta debería orientarse
hacia qué saberes, competencias y tradiciones otorgamos ese valor y en nombre
de qué modelos de sociedad y de ser humano las defendemos. Si la globalización
ha de ser también internacionalización del bagaje cultural de todos, considerar
esa cultura sólo en los términos que lo hemos hecho hasta ahora, significa de
nuevo reproducir modelos basados en calificar como válido lo propio y crear a
partir de ello normalidades ficticias a
base de de silenciar aquello que queda fuera de nuestro campo de visión sin
siquiera considerarlo (Marí, 2005:45)
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