J.
M Lauret (2007:10-11), señala que existen ocho competencias a desarrollar en
las prácticas de la educación artística y cultural:
1- La capacidad de
explorar lo común y sus posibilidades en una situación
dada:
el proyecto artístico nos enseña que existen una multitud de
respuestas
posibles a las preguntas que el proyecto nos plantea. Enseña
también
que el resultado final del mismo nunca puede ser conocido con
anterioridad
y que está siempre en construcción.
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2-
La capacidad de expresión personal y
la capacidad de imaginar aquello
que no se puede observar
directamente, es decir, la posibilidad de
planificar y anticipar.
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3-
El desarrollo de la originalidad, de
la construcción de una mirada personal
y de elaboración de las propias
respuestas.
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4- La aptitud de centrarse en una acción, de
escuchar la propia interioridad y
de
ubicarla en el mundo.
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5- La aptitud para aprender ritmos del tiempo
diferentes, pausados y
concentrados.
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6- La aptitud para
soportar la tensión. El arte implica la tensión de la espera.
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7-
La actividad artística introduce a
una relación distinta con la norma, implica
aprender un lenguaje específico, su
vocabulario y su gramática, que es
una condición de la
intercomunicación.
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8-
La aptitud para ubicar su trabajo en
el mundo, de someterlo a la mirada de
los otros y establecer relaciones a
través de sus producciones. Ello evita
que la apreciación de uno mismo acabe
por convertirse en
autosuficiencia
|
Fuente: elaboración propia basa en Lauret
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